12.3.10

De regreso a la escritura

Hace muchos meses que no realizaba un post en este prestigiado blog, ofrezco una disculpa a mis compañeros filósofos y sobretodo a aquellos (no se cuántos pero creo que muy pocos) que nos leen. Por motivos profesionales no había logrado establecer un tiempo para contribuir en este espacio.

Estos meses que he estado inmerso en el mundo laboral me han llegado de nuevo preguntas que me he planteado desde que estaba en la encrucijada de tomar la decisión de qué estudiar. En este mundo del trabajo, las prisas y el estrés he confirmado como eran mis sospechas que la mayoría de la gente dedicamos más de la mitad de nuestros días a actividades que no nos son placenteras, lo que trae como consecuencia que no seamos al 100% productivos.

Que en el tiempo que tenemos destinado para trabajar estemos en un estado de "viaje crucero" en dónde la ley del mínimo esfuerzo nos permite sobrellevar el día, cumplir con nuestras obligaciones y esperar a que termine el día, listos para realizar lo que realmente nos satisface y nos hace felices.

Quiero plantear el siguiente cuestionamiento para que podamos abrir el debate:

1.-Cuando tomamos la decisión de a qué queremos destinar el resto de nuestra vida o al menos una gran parte de ella, ¿con base en qué tomamos esta decisión?.

Desde mi punto de vista hay muchas influencias que nos afectan a la hora de decidir; cuál es mi entorno, a qué se dedican las personas que me rodean, cuáles son mis posibilidades económicas, hasta dónde me he permitido soñar, hasta dónde estoy dispuesto a luchar por alcanzar mis objetivos, qué es lo que esperan de mí.

Todo esto afecta nuestras decisiones y creo que en la mayoría de las veces nos llevan a caminos que no nos satisfacen ni nos permiten disfrutar de cada momento de nuestas vidas.

Creo que nos deberíamos de detener un poco en el camino y en lo posible luchar por alcanzar la plenitud laboral pero sobretodo la personal. Si realizamos en nuestro trabajo lo que realmente nos llena, entonces estaremos por el camino indicado para que cada mañana nos despertemos con una sonrisa en los labios dispuestos a trabajar en lo que más nos gusta y no como la mayoría que nos despertamos de malas apagando el despertador rogando por "5 minutitos más".

Hay países en los que detectan tus habilidades y desde pequeño te encaminan para que desempeñes estas funciones, pero creo que eso no es lo más óptimo pues a lo mejor podrías ser un excelente astronauta pero probablemente lo qué a tí más te guste sea explorar el mar.

Debemos de encontrar el punto en dónde lo que nos gusta hace match con aquellas actividades en las que somos más eficientes, que desde mi punto de vista es en aquello que más disfrutas y te plantea retos que aunque difíciles siempre estas dispuesto a enfrentar.

He llegado al final de mi disertación y no estoy muy seguro de saber el camino para lograrlo ni mucho menos me siento estar en la situación descrita en que realizo aquello que me hace feliz, incluso creo haber cantinfleado un poco, pero espero que resulte un ejercicio útil para los miembros de esta comunidad.

Me despido con una frase que leí en una revista que me gusto mucho:

"Si en el cielo no puedo correr. . . entonces yo no voy"


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