El tema que me trae hoy por aquí son las redes sociales y sus efectos en nuestro comportamiento diario.
A últimas fechas desde que mi hermana tiene su smartphone hablar con ella se ha vuelto complicado, la razón muy sencilla, está más entretenida twitteando o interactuando en facebook que interesada en lo que pasa a su alrededor. ¿Son estas herramientas las adecuadas para comunicarnos?.
Es un hecho que son herramientas que nos acercan con aquellos con los que no tenemos posibilidad de estar en contacto tan constantemente, pero ¿en realidad es sano escribir en twitter hasta los momentos en los que van al baño?
Yo tengo una cuenta en twitter y de repente comienzo a seguir a alguna persona, y en lo particular me desesperan aquellos que publican cada instante de su vida, tal vez soy yo el inadaptado que no entiende la dinámica de estas redes pero en verdad lo considero innecesario.
Comienzo a seguir a alguien y cuando no me deja leer a nadie más, salvo su vida porque satura mi pantalla, es momento de dejar de seguirlo. Creo que incluso se ponen en riesgo pues puedes saber paso a paso su vida, estudiar el patrón y utilizarlo para mal, pero creo que muy pocas personas se han puesto a pensar en ello. Lo mismo para facebook, en donde te enteras de vida y obra de los individuos y puede llegar a ser peligroso.
Considero que hay personas que han dejado de vivir una vida real, para vivir una virtual, en la que su smartphone o su netbook es el único contacto físico que tienen.
Creo que todo en exceso es malo y debemos de encontrar el límite adecuado para estas nuevas formas de comunicación con las que contamos, porque de seguir así tendremos que contar con grupos de ayuda para superar la adicción a los smartphones y a las redes sociales, lo cual se puede convertir en un problema de salud pública; como si con la obesidad no nos bastara.
Nos leemos en la próxima.
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